viernes, 6 de diciembre de 2013

Nos la Han Vuelto a Meter Doblada

El pasado 15 de noviembre, que preveo de infausto recuerdo a la vuelta de unos años, se ha aprobado, con nulo despliegue informativo y total ausencia de debate, el decreto 895/2013 que a casi ninguno de los que leen estas palabras les sonará de nada. El tal decreto decreta, como es su vocación, que a partir del 1 de enero el aceite que se proporciona a los clientes de bares y restaurantes, para las tostadas, para aliñar las ensaladas o para cualquier otro uso, deberá de estar perfectamente etiquetado y servido en envases irrellenables.  Esta norma permitirá, argumentos de los legisladores por si alguien se interesaba, un mayor control de la calidad e información al consumidor.
Ah¡ que lo han hecho por nosotros, por nuestra salud y para evitar que nos engañen. Ilusos.
Solo España ha aprobado esta norma, ni Italia, ni Francia, ni Grecia… Una de dos o somos los mejores, los más íntegros, los más preocupados por la salud o aquí hay gato encerrado. Y para mí que no es que haya gato encerrado, no, es que nuestros políticos nos la han vuelto a meter doblada, y han vuelto a favorecer a los de siempre con una norma que garantiza el crecimiento de los grandes y la asfixia sistemática de aquellos que luchan desde las pequeñas explotaciones por hacer un producto de calidad y cuya difusión, por tamaño de la explotación, por tiempo de producto en el mercado  y/o dificultad de acceso a los canales de comercialización, es aún o vocacionalmente escasa.
Todos los bares  y restaurantes de la zona que ahora consumían esos aceites, en algunos casos artesanales,  se verán inevitablemente impelidos a cambiar de aceite o a encarecer la oferta a los clientes repercutiendo el coste que esos envases van a suponer y que será mayor cuanto menor sea la producción. ¿A quién favorece? Al pequeño productor no, al consumidor, yo creo que tampoco. Me da lo mismo lo que ponga una etiqueta si me sale más caro y si pierdo en el proceso informativo un producto que mi paladar agradecía. Yo creo que favorece a las grandes industrias, como siempre, que acrecentarán con esta medida su predominio, o monopolio compartido, sobre el mercado. Favorece a los italianos, a los franceses y a los griegos que podrán comprar en España productos de gran calidad a bajo precio porque los pequeños productores no tendrán salida, y venderlos como propios, tal como ya hacen. Todo para los amigos, y quién sabe si en el proceso habrá algún otro beneficio. Sólo me lo pregunto, que conste.
Me comentaban este verano en Galicia en una pequeña y magnífica conservera como habían tenido que renunciar a envasar tomate porque la legislación utiliza los cupos para asfixiar a los pequeños productores que nos solo son vocacionalmente más caros  -latas de primera calidad, selección manual del producto a envasar, canon de idoneidad del producto- si no que impiden la contratación de la materia prima imprescindible para el funcionamiento de la línea de producto. Y en el mercado de Ourense en un puesto de quesos, para mi seguramente unos de los mejores y más auténticos quesos de vaca que quedan y que la familia compra a los pequeños, pequeñísimos, minúsculos, productores de la zona y etiqueta para consumo, como le habían embargado un camión de quesos por no estaba claro que motivo administrativo y que a duras penas y con mucho teléfono, y algún contacto, consiguieron solventar finalmente pero con un claro perjuicio económico. No quiero ponerme pesado y volver a hablar de los aguardenteiros, ni de la mantequilla artesanal que ahora nos está prohibida por nuestra salud, aunque no algunas extrañas masillas que podemos comprar libremente y que con su sabor, o ausencia del mismo, parecen desmentir su supuesta procedencia. Algún día nos daremos cuenta que la legislación sobre temas alimentarios nos está abocando a la pérdida de calidad, de variedad y favoreciendo el crecimiento de industrias cuya única vocación es el beneficio por encima de la calidad y de la salud. Los colorantes, los conservantes y otros productos que intervienen en la “fabricación” de los alimentos nunca darán los estándares de salubridad, la calidad de alimentación ni la satisfacción gustativa de los productos naturales.

En definitiva, y como ya he dicho, nos la han vuelto a meter doblada, y van…

miércoles, 2 de octubre de 2013

Un Paraiso

Es un paraiso, o a mi al menos así me lo parece. Estoy hablando de Almería y más concretamente de su gastronomía, rica, variada, casi infinita como corresponde a toda tierra de fusión que lucha por no perder sus identidades. Y hablo en plural porque plurales son sus tierras e influencias. Existe una Almería murciana y una Almería andaluza e incluso por su contacto noroeste una Almería casi manchega. Pero existen también la marinera y la cortijera, la de interior y la de costa, y la mora y la gitana y la romana.

Aunque tantas influencias dan lugar a un variadísimo mosaico de platos tradicionales y de productos autóctonos, hay un lugar común para todos ellos en el que confluyen los naturales del lugar y los que tenemos la suerte de llegar a conocerla, la tapa.

Esta costumbre tan extendida por toda la geografía nacional alcanza en Almería cotas que marcan al resto de España un nivel de excelencia. Si, es cierto que la tapa es famosa en otras ciudades, Sevilla, San Sebastián, Cadiz, casi cualquiera que podamos nombrar por no pararnos en pueblos, ventas y bares dispersos, pero en Almería la tapa, en general, es de alta calidad, de generoso contenido y siempre, siempre, incluida en el precio de la consumición, hasta el punto en que muchas veces he pensado si te cobran la tapa y te regalan la bebida.

Por un precio moderado, entre 1,50 y 2,50 € por consumición, cualquier ciudadano tiene acceso a unos pescados o mariscos del día, a un escalope con huevo frito, unas migas, un plato abundante de arroz, callos, caracoles, patatas bravas, trigo, berza, un cherigan(*), un tabernero(**), una fritada, un ajo blanco, o casi cualquier cosa que la tradición gastronómica antes invocada o la imaginación del tabernero haya concebido. Y la bebida.

Locales de toda la vida y nuevos compiten por disponer del mejor producto, de la mejor elaboración, de la tapa más abundante, para hacerse con los favores de un público ya experto y al que es difícil ganarse salvo con constancia y calidad. La Charka, Casa Puga, Kiosco Chirivía, Nevada, Torrespaña, El Quinto Vino, Al Haud, Mesa España y tantos otros que desconozco por la imposibilidad de entrar en todos, son algunos de los que estan presentes siempre que hago una visita a la ciudad

Es fácil por tanto por menos de siete euros haber disfrutado de  un par de consumiciones con su tapa y una tapa extra y volverte a tu casa habiendo comido en una cantidad suficiente tirando a abundante, tan variada como hayas deseado y de alta calidad. Lo dicho, un paraiso.

(*) Cherigan: tapa creada en el Colón, consiste en una rebanada de pan tostado untada con ali oli que incialmente se conplementaba con ajamón cocido y que en la actualidad se hace de casi cualquier cosa.
(**) Tabernero: fritada de tomate pimiento y cebolla sobre una rebanada de pan.